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¿Animales?

El otro día vi un vídeo que me invitó a reflexionar sobre los animales y su capacidad curativa o al menos su capacidad para hacerte sentir bien. El protagonista del vídeo, además del recién fallecido Scarponi, es un simpático loro de nombre Frankje -que pertenecía a su vecino y no al ciclista-. El ave acompañaba cada entrenamiento al italiano, se posaba en su espalda -y a menudo en su cabeza- y amenizaba las horas en las que Scarponi luchaba por ser mejor. De hecho, el bueno de Frankje fue a despedir a su amigo al lugar en el que perdió la vida. Ese mismo día se posó sobre una señal para homenajearle... debajo de él: flores de aficionados y familiares del ciclista.

Frankje

Ya no hablamos solo de la fidelidad de los perros, sino de la empatía de cualquier animal. Aunque, si he de ser justa, no me gusta en absoluto llamarles 'animales', porque en muchos casos son más humanos que los que representan a tal raza.

Asimismo, me vino a la cabeza otro caso de fidelidad animal y deportista. En este caso, hablamos de un misterioso perro que apareció en el multitudinario homenaje a Patrick Ekeng, futbolista que murió sobre el terreno de juego en Rumanía el año pasado. No se sabe a quién pertenece este especial hincha, pero no se separó ni un solo instante de los restos del joven deportista. Su cara revela la conmoción que se sintió en Europa por su trágica muerte [cayó desplomado a los siete minutos de entrar al verde y no se le pudo reanimar en el hospital].

He visto cómo ancianos paseaban años acompañados de animales para apaciguar su soledad en sus últimos. Cómo le arrancaban sonrisas... y cómo les obligaban a salir de casa. Cuando para muchos eran ya un estorbo, encontraron a alguien para el que se convirtieron en el eje de su vida. Y volver a sentir algo así en el final de tu travesía vital debe ser MÁGICO. Son entrañables. Ambos.

En mi caso, no he podido tener más suerte con Nolito. Por él precisamente hablaba de la "capacidad curativa de los animales". Porque él es parte protagonista e insustituible de mi victoria sobre la agorafobia.

Me hace sentir bien siempre, me anima cuando estoy sufriendo y es quien más cariño me da sin lugar a dudas.

Creo que no les valoramos lo suficiente. Sí, yo le trato como una PERSONA más de mi familia, porque así lo considero. De hecho, creo que mi perro es mucho más PERSONA que mucha gente de mi familia.

¡Ojalá un mundo más 'perruno'!

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